Digamos por lo pronto, que las leyes establecidas por MENDEL atravez de las observaciones sobre los guisantes, y confirmadas por DE MORGAN sobre el mosquito del vinagre, valen también en el cuerpo humano. Naturalmente, no hay que olvidar que cuando el objeto de estudio esta representado por el hombre mismo, las cosas se complican notablemente. En efecto, cuando mas complejo es el fenómeno que debe estudiarse menos evidentes aparecen las leyes que los orígenes.
Para darnos cuenta las complejidad del hombre, entendido como objeto de estudio respecto a los vegetales y animales, recordemos que por ejemplo, que mientras la drosophila tiene 8 cromosomas, el hombre tiene 46 y no solo esto, si no que el hombre vive también en un ambiente en cierto sentido continuamente variable. Y finalmente, puesto que por razones morales no es posible provocar cruzamientos experimentales en el ser humano y como se requiere mucho tiempo para pasar a una generación a otra, el investigador en relación con los caracteres tomados en consideración con propósitos de estudio, podrá controlar directamente, osea en persona, solo unas pocas generaciones, y le sera por consiguiente difícil sacar conclusiones inmediatas. Hay que tener presente ademas que las leyes de la herencia son leyes estadísticas es decir tanto mas seguras cuanto mas numerosos son los elementos examinados, y esto resulta igualmente una desventaja por el hombre, por que es un ser poco prolífico.
sin embargo, una vez que estas dificultades han sido parcialmente vencidas con el uso de medios de estudios diferentes de los empleados para los animales y los vegetales, se a llegado a la conclucion de que también en el hombre una parte de sus características depende de las unidades genéticas llamadas genes y se transmite de generación en generación, según las leyes de la herencia; que algunos caracteres desaparecen si el ambiente es desfavorable, y otros nuevos hacen sus apariciones (MUTACIONES).
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